PALABRA DE VIDA

 DECIMOCUARTO, Tiempo Ordinario (ciclo A)

Santuario, 09, JULIO, 2017

   "Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré.

                                   Mi yugo es suave y mi carga ligera"

 

Ambientación

         "Vivimos agobiados y aplastados por la tarea de cada día. Muchas veces vivimos como robots. Hacemos las cosas sin pensar. No nos queda un rato para dedicarlo al descanso, o a reflexionar.

         Jesús nos dice en el Evangelio de hoy: "Venid a mi, todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré. Mi yugo es suave y mi carga ligera".

         Sin embargo, entre nosotros usamos otras expresiones: " El trabajo nos lleva todo el día". "Si queremos estar al día hay que estudiar o trabajar sin descanso, no podemos perder un minuto...

"Nos faltan horas en el día para poder sacar adelante nuestras familias" "No queda un rato para nada y menos para pensar".

         En esta Oración de hoy vamos a acercarnos a Dios con sencillez y con tranquilidad. Vamos a intentar pensar un poco en nuestras vidas y descansar un rato junto a Dios".

(Un momento de silencio)

En la presencia de Dios decimos:

         Nosotros vivimos agobiados y aplastados por la tarea de cada día. La sociedad nos roba el tiempo y no tenemos un momento para descansar y pensar.

         Al comenzar este rato de oración, nos acercamos a Dios para pedirle perdón.

 

* Nuestras preocupaciones nos agobian y no nos dejan acercarnos a Dios. Señor, ten piedad.

* La tarea de cada día llena toda nuestra vida y nos ocupamos poco de la familia y los amigos. Cristo, ten piedad.

* Los días de descanso los empleamos muchas veces en olvidarnos de los problemas, pero los cargamos con otra agitación. Señor, ten piedad.

Oramos:

   Señor, queremos rezar y hablar contigo,

pero nos sentimos cansados y agobiados.

         Tú nos entiendes, Señor,

porque también Tú te cansaste

cuando acogías y ayudabas a todos,

y por eso te retirabas a descansar y orar en la soledad.

         Venimos hoy, a buscar descanso y alivio junto a Ti.

Queremos estar un rato contigo,

para encontrarnos con nosotros mismos,

y encontrar así, el descanso y la alegría de la vida.

Ayúdanos, Señor.  Amén

 

Leemos la Palabra, para que nos ilumine y nos afiance en la fe de Jesús:
+ Lectura del santo evangelio según san Mateo, 11,25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús:

-«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo, ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor.

 

Comentario:

         "Confieso que el evangelio de este domingo me produce alegría porque en él veo el esfuerzo de Jesús por dignificar a la gente sencilla. Cuando Jesús decía: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré», es que tenía delante a una pobre gente fatigada y agobiada. Sus cansancios y agobios no provenían de sus trabajos (supongo que bastantes de ellos estarían en paro o eran jornaleros ocasionales). Era la pobre gente sencilla, manipulada por los «entendidos» y sometida a los juegos de los poderosos.

 

         Estarían cansados de los políticos de turno por su ineficacia y su voracidad impositiva. Estarían cansados de escribas y fariseos, que les dictaban desde la cátedra de Moisés la maraña de leyes que agobiaba sus conciencias: mandamientos para levantarse bien, para comer, para dormir, para hablar con la gente, para rezar, para tratar con los enfermos, para cada día de la semana, para los tiempos de cosecha o siembra o de mercado, para el sábado, para las fiestas, etc. Aquella religión la habían convertido en una carga insoportable.

 

         Jesús mismo advirtió que los escribas y fariseos ponían pesadas cargas en las conciencias de la gente sencilla. Pero, además, estarían cansados de malvivir, de pasar hambre, de ser tratados con desprecio y de sufrir penalidades como la gente insignificante, sin que nadie reparara en ellos. Yo me imagino a escribas y fariseos escarbando en las conciencias de esta pobre gente, gritándoles amenazas como si fueran delincuentes y no hijos de Dios y sacando a relucir los castigos divinos para todos los que no tuvieran muy al día sus cuentas con Dios. Jesús dijo que aquella gente le daba pena porque andaban como ovejas sin pastor. Jesús sentía pena. Eran el pueblo sencillo, oprimido por «sabios y entendidos». Quizás ni se atreverían a creer en el amor de Dios; ni se atreverían a levantar la cabeza ni a imaginarse que ellos también eran hijos de Dios.

 

         Yo también he oído sermones que escarbaban en las conciencias para que nadie levantara la cabeza, creando sentimientos de culpabilidad y miedo a Dios, y asustando a las personas como si existir fuera un delito. Contra esto creo que se rebela Jesús en este evangelio, porque él iba levantando a las personas, devolviéndoles su dignidad machacada y esforzándose porque disfrutaran del amor entrañable de nuestro Padre Dios, que está a nuestro favor y nos cuida con cariño. Su tarea era levantar a la pobre gente caída que se iba encontrando en los caminos de la vida. Por eso sus palabras tenían una resonancia especial: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré (...) Porque mi yugo es suave y mi carga ligera». Esta actitud era nueva e incomprensible para los escribas y fariseos.

 

         Los «sabios y entendidos» nunca aceptaron este mensaje de libertad, de esperanza y de alegría y terminaron rechazando a Jesús. La nueva imagen de Dios Padre quedaba «escondida» para los sabios y entendidos y la fueron descubriendo con gozo las gentes sencillas de todos los tiempos como un regalo hermoso de Dios. Entre esas gentes sencillas estamos nosotros. No somos sabios y entendidos, no somos héroes de nada ni ponemos nuestra seguridad en sabidurías o poderes mundanos. Sólo somos gentes sencillas, «mansos y humildes de corazón», que aprendemos de Jesús a poner nuestra vida en las manos de Dios para encontrar nuestro descanso del alma. Que nadie nos arranque nunca la experiencia gozosa del amor de Dios".

 

Es el momento de hacer silencio, meditar.........

 

            Oremos y Pidamos al Señor por intercesión de nuestra madre la Virgen de la Cabeza.

 

            Escucha las súplicas que te dirigimos en medio de todos nuestros cansancios:

 

            R.-/ DANOS, SEÑOR, DESCANSO EN EL CAMINO

1. A todos los que se sienten cansados, agobiados e impotentes ante un mundo cargado de injusticia, dolor, violencia y sufrimiento. Oremos: R.-/ DANOS, SEÑOR, DESCANSO EN EL CAMINO

2. A todos los que se sienten hijos de una Iglesia envejecida y triste, dominante y opresiva. Oremos:

 R.-/ DANOS, SEÑOR, DESCANSO EN EL CAMINO

3. A todos los que te buscan por caminos equivocados y no descubren en ti el gozo de una buena noticia. Oremos.

R.-/ DANOS, SEÑOR, DESCANSO EN EL CAMINO

4. A todos los que se sienten culpabilizados y no experimentan tu amor gratuito e incondicional. Oremos.

R.-/ DANOS, SEÑOR, DESCANSO EN EL CAMINO

5. A todos los que viven su propia fe como una carga difícil de llevar y viven bajo el peso de una ley inexorable. Oremos.

R.-/ DANOS, SEÑOR, DESCANSO EN EL CAMINO

6. A todos los que no encuentran alegría en sus vidas. Oremos.

R.-/ DANOS, SEÑOR, DESCANSO EN EL CAMINO

 

Que tu Palabra, Señor, llegue hasta todos nosotros y nos alivie del cansancio y el agobio de la vida, porque tu yugo es suave y tu carga ligera. Amén

 

Damos Gracias a Dios

"Mientras nosotros queremos dárnoslas de entendidos,

de expertos y de importantes...

Tú nos hablas al corazón, nos susurras la verdad de la vida,

de forma fácil de entender en todas las situaciones.

 

Mientras nosotros nos complicamos la existencia

dando vueltas y vueltas al ayer, al mañana y al hoy...

Tú nos invitas a sumergirnos de lleno en el presente:

A cada día, le basta su trajín.

 

Mientras nosotros nos impacientamos,

nos comprometemos en causas que nos ponen violentos...

Tú nos recuerdas que la eficacia la conseguiremos

tratándonos con mansedumbre y humildad de corazón. 

 

Mientras nosotros queremos aparentar o deslumbrar,

por tener, ser, hacer o llegar...

Tú acoges nuestras fragilidades e incoherencias

y pasas por alto, perdonas nuestras prepotencias.

 

Mientras nosotros queremos vivir la vida

envueltos en tensiones, compromisos y chantajes...

Tú no nos impones nada; sólo invitas, sugieres, propones...

y nos susurras: SI QUIERES...

Aquí me tienes, Señor, para hacer tu voluntad".

 

¡Buena Semana!

y

Feliz Descanso Vacacional.

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