Con motivo de la celebración del 793 Aniversario de la Aparición de la Santísima Virgen de la Cabeza, iniciamos en este día una solemne novena en su honor.
Consideración para el primer día de novena: por las vocaciones.
DÍA PRIMERO
1.- Oración para todos los días.
Virgen Santísima de la Cabeza, Madre de Dios y de la Iglesia, que has querido establecer tu Santuario en esta Sierra Morena para auxilio de los cristianos, consuelo de los afligidos, refugió de los pecadores y aliento de los peregrinos y romeros, dígnate acoger con amor maternal las súplicas que durante esta novena te dirigen tus hijos y devotos. Y, pues, tu Hijo Jesucristo te constituyó Madre de todos los hombres, intercede ante Él para que sepamos caminar siempre como tú, siguiendo las huellas de tu Hijo hasta que alcancemos las cumbres de la gloria en compañía de tu Hijo que vive y reina con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
2.- Reflexión para el primer día: LA ANUNCIACION.
«He aquí la esclava del Señor: Hágase en mi según tu palabra» (Lucas, L 38).
En este episodio se pone de manifiesto la fe incondicional de María: se entrega por entero a los designios de Dios sobre ella. Dejemos que nos lo diga Juan Pablo II: « Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y se consagró totalmente a sí misma, como esclava del Señor, a la persona de su Hijo. Y este Hijo -como enseñan los Santos Padres- lo ha concebido en la mente antes que en el seno: precisamente por medio de la fe. Justamente por ello Isabel alaba a María: «feliz tú que has creído que se cumplirían las cosas que te fueron dichas por parte del Señor» (Redemptoris Mater, n.o 13).
3.- Preces.
Padre eterno, que por medio de tu Hijo, nacido de María, nos dijiste: Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá, escucha las oraciones de tu pueblo que las pone en manos de Jesucristo, Hijo tuyo y de María.
- Por todos los creyentes en Cristo para que vivamos en consonancia con lo que creemos, roguemos al Señor.
- Para que, como María de Nazaret, guardemos tu Palabra y la meditemos en el silencio de la oración, roguemos al Señor.
- Para que todos los cristianos cultivemos más nuestra fe, estudiemos con entusiasmo los evangelios y, en definitiva, conozcamos mejor a Cristo, roguemos al Señor.
- Por todos los que celebramos esta novena para que estemos siempre dispuestos a seguir los caminos del Señor por muy difíciles que resulten, roguemos al Señor.
4.- Oración final.
¡Qué difícil es a veces cumplir tu voluntad! ¡Qué difícil nos resulta a veces casar nuestra fe con nuestra vida, con nuestros criterios y con nuestro modo de actuar! Pero queremos ser buenos hijos de Dios y de la Iglesia. Por eso te pedimos, Señor, que, por intercesión de María, Madre de tu Hijo y Madre espiritual nuestra, nos concedas las fuerzas necesarias para repetir con María: "He aquí la esclava del Señor: Hágase en mí según tu palabra".
Por Cristo nuestro Señor. Amén.