PALABRA DE VIDA
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. CICLO B
Santuario, 25 de Febrero de 2018
« -Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas,
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. ».
Ambientación
Al inicio de este encuentro de oración invocamos al Espíritu Santo para que abra nuestro corazón ala Palabra. Rezamos Juntos:
Ven Espíritu Santo,
ilumina nuestros ojos con tu luz
y abre nuestro corazones
a la experiencia del encuentro
con Jesucristo, el Hijo amado,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
La grandeza del amor de Dios no pretende impresionarnos y agobiarnos sino salvarnos, traernos la paz y la justicia; por eso envió a su Hijo entre nosotros y lo sigue enviando en la sencillez del pan y el vino que se convierte en su Cuerpo y su Sangre. Este es el misterio de nuestra fe que se hace cercano y accesible a nosotros.
Vamos a celebrar este misterio de fe y vamos a hacerlo desde la confianza que nos da el saber que estamos en manos de Dios.
Durante todo este tiempo de Cuaresma debemos tener presente lo siguiente, es:
- Tiempo de Oración
- Tiempo de Ayuno.
- Tiempo de Penitencia.
(Un momento de silencio)
Nosotros estamos bautizados y conocemos a Jesús desde pequeños. Sin embargo, nos pasa como a los Apóstoles: no conocemos a Jesús tal como es. Vamos a empezar por reconocer que somos de mirada pequeña a la hora de descubrir a Jesús presente entre nosotros y vamos a pedir perdón de nuestras faltas.
- Porque rezamos y pedimos muchas cosas a Dios y no somos capaces de descubrirle entre nosotros.
SEÑOR, TEN PIEDAD...
- Porque nos encerramos en nosotros mismos y no somos capaces de descubrir al Señor presente en los necesitados.
CRISTO, TEN PIEDAD...
- Porque nuestra vida se detiene en lo superficial; lo vemos todo de “tejas abajo”; somos como ciegos, que todo lo ven de color negro.
SEÑOR, TEN PIEDAD...
En la presencia de Dios
Escuchamos la Palabra
+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos: 9,2-10
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarnos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: -Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: - Este es mi Hijo amado; escuchadle.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué querría decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
COMENTARIO:
"Preciosas y estremecedoras las lecturas de este domingo.
Reconocido como Mesías por Pedro, Jesús habla a sus discípulos de la necesidad de la pasión. Es un discurso difícil siempre el tema de la cruz y de la pasión. Los discípulos no entienden bien. No parece que haya mucha dificultad en aceptar a Jesús como Mesías. Donde reside el problema es en aceptar que el Mesías tenga que pasar por la cruz. En la cruz es donde se juega lo esencial de la aceptación de Jesús.
Ante esta situación, Jesús siente la necesidad de hacer ver a los discípulos más íntimos cuál es su identidad verdadera. Por unos instantes, quedan cautivados del resplandor que les envuelve.
En nuestra existencia humana, nos decimos en los momentos de alegría y euforia: “Si no fuera por estos ratos...” “Vamos a disfrutar ahora, que lo malo ya vendrá...” Tenemos todos pequeños “tabores” o momentos en los que la vida se carga de sentido y el resplandor de unos momentos fugaces nos sirve para vivir la cotidianidad prosaica de la vida. La concentración de la luz dura poco en el tiempo, pero perdura a lo largo de los días. Se hace referencia que nos impulsa hacia delante.
Ser compañeros de otros peregrinos por la vida, nos trae sorpresas. Un día inesperado nos sorprende un gesto de bondad que no esperábamos en una determinada persona. Lo mejor que el otro lleva dentro sale y nos deslumbra. La luz percibida cambia todos nuestros esquemas y se entabla una nueva relación. Otras personas han sido sorpresa para nosotros y nosotros hemos sigo alguna vez sorpresa para gente que quizás nunca nos lo dijo.
Si analizas tu relación con Dios, verás que de vez en cuando se te conceden pequeños “tabores”. Ser compañeros de Jesús nos trae sorpresas: un día nos maravilla y se nos llena el corazón de ganas de estar con Él, de permanecer con Él. Descubrimos que es un compañero que vale la pena.
Lo que hace que los íntimos de Jesús quieran hacer tres tiendas y quedarse en el Tabor no es lo que tienen que decir a Jesús, ni lo que Jesús les cuenta. Es simplemente las ganas de contemplar. Callar y contemplar. Nunca el otro es tan grande como cuando nos sorprende y nos deja “mudos”; entonces comprendemos que no sabemos todo sobre él y que necesitamos contemplar mucho para descubrir lo que es invisible a primera vista.
Hermanos, quizás hoy tenemos mucha necesidad de creyentes que, de tanto acompañar a Jesús, hayan tenido momentos de Tabor y nos quieran comunicar lo que vieron y sintieron. Hay revelaciones y experiencias de Dios que sólo vamos a conseguir caminando muchos días y muchas noches con Jesús, subiendo donde Él sube, recorriendo los caminos que Él recorre. Permanecer con Jesús es obligarse a escucharle.
Hay que atravesar mucho espesor de superficialidad para llegar donde está la luz que cautiva. Algunos llaman a esto desierto, otros fidelidad y otros nombres posibles... Pero el Tabor nos remite a una manera de existencia en contemplación, aunque todavía no nos sea dada ni nos sea posible.
Estoy seguro de que Dios tiene reservados para nosotros momentos de luz, encuentros reanimadores de fuerzas.
Que el Señor os llene de su luz".
Es el momento de hacer silencio, meditar.........
Oremos y Pidamos al Señor por intercesión de nuestra madre la Virgen de la Cabeza.
Pidamos, hermanos, a Dios nuestro Padre, que mire con bondad a sus hijos y escuche la oración de quienes ha llamado a formar parte de su pueblo, diciendo: Haznos fuertes en la fe.
- Para que la Iglesia se convierta constantemente en sus instituciones y en sus miembros. OREMOS...
Haznos fuertes en la fe.
- Para que nuestra fe, como la de Abrahán, nos mueva a buscar por encima de todo la voluntad de Dios. OREMOS...
Haznos fuertes en la fe.
- Para que nuestro amor a Dios se demuestre en el amor concreto a los pobres y a los que sufren. OREMOS...
Haznos fuertes en la fe.
- Para que todos aquellos que no han perdido la esperanza de encontrar a Dios descubran que siempre camina a nuestro lado. OREMOS...
Haznos fuertes en la fe.
- Para que nuestra comunidad (parroquial), tenga siempre presente que no hay Muerte sin Resurrección. OREMOS...
Haznos fuertes en la fe.
Protege, Padre, a este pueblo que implora tu amor, para que obtenga justicia en la vida presente y alcance un día el gozo eterno. Por JNS...
Dirijámonos al Padre común, con la Oración que él nos enseño.
PADRENUESTRO.....
Damos Gracias
¡Qué bueno es estar aquí en silencio
sintiendo tu presencia nada más,
saber que te miramos y tu nos miras,
saber que tú nos entiendes sin hablar.
¿Por qué no renunciamos al orgullo,
que cierra nuestras almas ante Ti,
inútil pretensión de hacerlo todo,
si al fin hay que aprender a recibir?
¡Que bueno es estar mirándote, Señor,
y sólo con mirarte descansar!
¡Qué suave la armonía que nos llega
si abrimos nuestras almas a tu luz,
si allí donde terminan nuestras fuerzas
seguimos recordando que estás Tú.
¡Qué bueno este silencio que nos une
a todo lo creado y nos da paz...,
así como sintiendo el infinito
abrazo original de tu amistad! Amén.
¡Nos recuerda, Conviértete y cree en el Evangelio !
"BUENA SEMANA"