PALABRA DE VIDA

 DOMINGO VIGÉSIMO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO

Santuario, 10 de Septiembre de 2017

 

" Si tu hermano peca, repréndele a solas entre los dos ".

 

Ambientación

       Nos ponemos en la presencia del Señor y de nuestra Madre la Virgen de la Cabeza, para que nos ayude acercarnos al misterio de Dios.

         "Jesús nos invita a perdonarnos y hacer las paces entre nosotros.

         “Si tu hermano peca, repréndele a solas entre los dos". Nos dice en el Evangelio de hoy.

         No es tan difícil cumplir esto: Basta con un poco de buena voluntad y mucha paciencia. Basta con un poco de sencillez y mucho de buen corazón.

         Y tenemos que perdonarnos sin ruido, sin humillar al otro.

         Y tenemos que dejarnos perdonar, tenemos que aceptar el perdón con sencillez y valentía.

         Es lo que vamos a hacer en esta Celebración de hoy.

(Un momento de silencio)

 

En la presencia de Dios decimos:

 

         Al comenzar la celebración vamos a pedir perdón. Pedimos perdón a nuestros hermanos, a quienes molestamos y ofendemos, y pedimos perdón a Dios, Padre de todos.

 

* Nos molestamos y nos hacemos daño entre nosotros con nuestras palabras y nuestra forma de hablar: SEÑOR, TEN PIEDAD...

* Nos molestamos y nos hacemos daño con nuestra conducta y nuestra forma de ser: CRISTO, TEN PIEDAD...

* Nos molestamos y nos hacemos daño con nuestro egoísmo y nuestro deseo de ser más que los otros: SEÑOR, TEN PIEDAD...

 

Oración colecta

         Señor, Tú no quieres la muerte del pecador,

Tú no quieres la muerte del hermano,

sino que nos ayudemos entre nosotros,

para convertirnos y convivir en paz.

Tú haces salir el sol sobre todos.

Enséñanos a ayudarnos y amarnos

como Tú nos amas a todos.

Arranca de nosotros este corazón de piedra,

y danos un corazón humano, de carne,

para que sepamos amar y perdonar.  Amén.

 

Leemos la Palabra, para que nos ilumine y nos afiance en la fe de Jesús:

+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo, 18,15-20

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo Os aseguro además que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

Palabra del Señor

 

Comentario

 

         "Hay muchos factores, muchas circunstancias que llevan al deterioro de nuestras relaciones personales con los demás, dentro de la familia, entre vecinos y compañeros de trabajo o en cualquier situación dentro de la convivencia diaria.

         Es fácil que se rompa la comunicación, o que al menos quede bloqueada, cuando pensamos que el otro ha actuado mal, de forma injusta o desleal.

         Entonces en esas situaciones pensamos que eso es suficiente para negarle el trato y la palabra, para dejarle a un lado, para retirarle nuestra amistad y convivencia.

         Sin embargo, no creemos que sea necesario analizar y revisar nuestra postura y nuestra forma de ser. Ha sido el otro el que ha actuado mal.

         Pero Jesús, en el Evangelio que hemos escuchado nos anima a tomar otra postura, a actuar de otra manera.

 

         Jesús nos dice que debemos acercarnos al otro para salvar la amistad, y no buscar, sólo, su desprestigio y su condena.

         Es extraño, pero Jesús nos dice que es el "ofendido" el que debe tomar la iniciativa para facilitar la reconciliación, el arreglo.

         Para esto se necesita un corazón sencillo y grande, abierto al perdón y a la amistad verdadera. Porque se trata de acercarnos al que ha actuado mal, sin humillarle, sin condenarle; buscando la paz y la sincera reconciliación.

         De nada sirve condenar al otro, recurriendo a los grandes

principios morales, si nos falta esa acogida cordial, amistosa y

cariñosa.

         Tenemos que escucharle sin prisas, dejarle que explique su manera de entender las cosas, sin que él se sienta humillado.

Nosotros, ante estas situaciones, muchas veces solemos decir:

- "Para qué vamos a hacer nada, si ya le conocemos - " Cómo si no supiéramos qué clase de persona es”....  Pero, la verdad es que todos tenemos fallos y cometemos equivocaciones. Todos necesitamos el perdón, una y mil veces. Y necesitamos una nueva oportunidad en la vida.

         Por eso hay que dar, también a los demás, esa nueva oportunidad.

         Hay que seguir creyendo en el amigo, en el esposo, en la esposa, en los hijos, en todos. Hay que saber perdonarles, pero hay que saber hacerlo con sencillez, sin darle importancia. Y como dice el Evangelio: "Primero, a solas entre los dos".

Es el momento de hacer silencio, meditar.........

 

         Oremos y Pidamos al Señor por intercesión de nuestra madre la Virgen de la Cabeza.

 

1 - Por el Papa y los Pastores de la Iglesia, para que animen y ayuden a la reconciliación entre hermanos. 

Roguemos al Señor.

 

2 - Por los dirigentes de los pueblos, para  que no busquen la discordia y ayuden a la reconciliación entre grupos y partidos

Roguemos al Señor.

 

3 - Por todos los que trabajan en favor de la paz, y ayudan a los demás a convivir en hermandad y solidaridad.

Roguemos al Señor.

 

4 - Por todos nosotros, para que seamos sembradores de reconciliación y busquemos siempre la amistad y la unión de todos.

Roguemos al Señor.

 

Todas estas cosas, y otras peticiones personales que cada uno traemos a esta Celebración, te las pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

DAMOS GRACIAS :

Tú eres perdón, Señor.

Tú nos perdonas siempre, contigo todo es fácil.

A nosotros, en cambio, nos cuesta perdonar.

Decimos que olvidamos, pero nuestra cabeza guarda,

y se nos escapa el reproche en cualquier ocasión.

Ayúdanos, Señor, a perdonar a tu manera,

sin guardar recuento de ningún mal.

Regálanos tu amnesia, Señor, esa que tú tienes

y que olvida al momento cualquier cosa que te hagan.

Danos un corazón blando como el tuyo,

que perdona al instante y no guarda rencor.

Danos palabras sabias para corregir a los otros,

disculpa oportuna y caricia tierna,

la discreción y la tolerancia que necesitamos

para vivir unidos y llevarnos mejor.

Eso es vivir tu Amor.

¡Feliz Regreso!

          Que el reencuentro con lo cotidiano, nos haga un poco mejores.

 

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