PALABRA DE VIDA
Domingo 13, Tiempo Ordinario (ciclo A)
Santuario, 2, JULIO, 2017
Ambientación
"Nos preparamos en este tiempo estival, para estar un ratito con el Señor, para que el nos de la sabiduría, para poder disfrutar de este tiempo, con los nuestros y con aquellos que en este tiempo se acercan a nosotros.
Vivimos en una sociedad poco acogedora y poco comprensiva. Cualquier pretexto nos sirve para abrir abismos entre nosotros. Las diferencias sociales, la edad, el dinero, el color de la piel..., crean barreras difíciles de superar.
Estamos organizando un mundo en el que cada vez cuesta más acoger y aceptar a los demás tal como son. Lo que prima es el competir, luchar contra los otros para ser más que ellos.
También nuestras reuniones en la Iglesia nos resultan frías y distantes. Hasta los mismos creyentes en Jesús parecemos extraños unos a otros, aunque estemos sentados juntos.
Si queremos que nuestras Eucaristías recuperen su verdadero
sentido, debemos empezar por abrir nuestro corazón a los demás. "El que acoge y escucha al prójimo, escucha y acoge a Jesús", nos dice el Evangelio".
Pedimos perdón
La verdad es que nos cuesta ser acogedores y verdaderos amigos. Vamos a aprovechar este momento, antes de continuar la Oración, para pedir perdón por no ser demasiado abiertos y acogedores con nuestros amigos y convecinos.
* Muchas veces hacemos" la vista gorda, cuando los amigos necesitan nuestra ayuda... Señor, ten piedad.
* Nos cuesta acoger y ayudar a los amigos y vecinos ante una situación dura y difícil... Cristo, ten piedad.
* Casi siempre olvidamos que en el mundo existen seres humanos mucho más necesitados que nosotros, y nos encerramos en nuestros pequeños problemas ... Señor, ten piedad.
(Un momento de silencio)
Oración
Tú, Señor, estás cerca de nosotros
y nos acoges con los brazos abiertos.
No queremos ser sordos a tu llamada,
queremos estar abiertos al mundo
para acoger a los que sufren o pasan cualquier apuro.
Estamos dispuestos a recibir a tu Hijo-Jesús,
y a todos nuestros hermanos.
Pero somos débiles y necesitamos tu ayuda.
Ven, Señor, en nuestro socorro. Amén
Escuchamos la Palabra, para que nos ilumine y afiance en la fe de Jesús:
+ Lectura del santo evangelio según san Mateo, 10,37-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
-«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mi no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro.»
Palabra del Señor.
Comentario
"El relato del Libro de los Reyes es precioso. Y enlaza perfectamente con el Evangelio de hoy.
La mujer sunamita ha captado la grandeza de Eliseo. Lo recibe en su casa porque ve en él a un hombre de Dios. Y quiere, por eso, que tenga su casa como propia. Con todo esmero le prepara la habitación. La sunamita es una mujer generosa que da lo mejor de lo que tiene.
La respuesta no se hace esperar: un hijo, maravilla que seguramente ya no esperaba, será la recompensa espléndida a su actitud. Una preciosa respuesta.
Pero es interesante resaltar que la respuesta vino porque Eliseo se preguntó qué podía hacer por aquella mujer que tan generosamente se estaba portando con él. Guiezi, su criado, le dio la pauta después de repasar ambos la situación de la mujer y de pensar interesados qué es lo que podría hacerla más feliz. Es una postura, la de Eliseo y su criado, de la que podemos sacar muchas consecuencias prácticas. Eliseo no es un profeta desencarnado sino un hombre sensible a su entorno, atento a las personas que le rodean, preocupado por quienes le reciben y le cuidan... Eliseo es, verdaderamente, un hombre de Dios y, como tal, un hombre preocupado por los hombres...
La actitud de Eliseo es todo un ejemplo para el vivir diario de un cristiano que, por definición, debería ser un hombre o una mujer con los ojos abiertos a todo lo que pasa a su alrededor. Hay una característica dominante en nuestro tiempo: la insolidaridad. Y ésta es la característica de quienes viven centrados en sí mismos y no se dan cuenta de lo que les sucede a los demás... De esta actitud lamentable, se ha erigido en lema de comportamiento y de vida, la frase: "ése es su problema"...
Hay que tener abiertos los ojos y abierto el corazón, como lo
tuvo Eliseo, para captar lo que necesitan los que están a nuestro lado. No es extraño que el cristiano haya aparecido y siga apareciendo como un ser egoísta. Es una actitud que no se compagina en absoluto con el evangelio que llega hoy a hablarnos de detalles tan pequeños y tan exquisitos como es dar un vaso de agua en nombre de Dios, detalle que supone simplemente la atención a la menor necesidad de los demás.
Tanto la primera lectura como el evangelio de hoy son una invitación: a dar de lo que tenemos y de lo que somos. Dar el vaso de agua, la habitación primorosamente preparada, el día de salario; dar aquello que seamos; la ciencia y las cualidades que Dios me ha dado, la sonrisa que necesita el que nos mira; la conversación sin prisas que espera aquel al que nadie se dirige. Dar hoy es algo raro y asombroso. Tan es así que circulan por ahí unos carteles que estimulan a la donación de sangre y dicen algo así: "Actúa contra corriente: da tu sangre". Es una confesión palpable de que en nuestro mundo pocas personas están dispuestas a dar nada. Así nos va.
La actitud de "pasar" de largo de cuanto nos rodea y de cuantos nos rodean es una postura impropia de un ser vivo y como el cristiano debe ser, fundamentalmente, un ser lleno de vida, jamás debe abstenerse o ser indiferente para acudir a apagar la sed, el hambre, la injusticia. la soledad, el dolor, el deseo o la aspiración de los que nos rodean, siempre que podamos hacerlo".
Es el momento de hacer silencio, meditar.........
Pidamos al Señor por intercesión de nuestra madre la Virgen de la Cabeza.
Digámosle: YA VOY, SEÑOR
* Cuando la comodidad quiera ocultarnos los "signos" que nos llaman a construir tu Reino. enséñanos a decir:
YA VOY, SEÑOR
* Cuando la preocupación por nosotros mismos nos haga ciegos y sordos a todo cuanto esté más allá de nosotros. enséñanos a decir:
YA VOY, SEÑOR.
* Cuando la inercia de nuestros hermanos, de nuestras comunidades y del ambiente, traten de borrar en nosotros todo deseo de mejorar las cosas, no nos dejes caer en la tentación y pon en nuestros labios estas palabras:
YA VOY, SEÑOR
Señor. Tú has venido a nuestro mundo. Te hiciste vecino nuestro. Ayúdanos a mantener dispuesta nuestra voluntad para que ninguna cosa nos aparte de tu camino. Amén.
Damos Gracias
"No quiero ser una continua queja.
Quiero aceptar mi historia, así, como ocurre,
dejando fluir la vida, sin poner impedimentos.
Quiero aceptar las cosas de la vida,
sin pensar que eres Tú quien me las manda.
Es la vida, las circunstancias, la historia
quienes van haciendo que todo así suceda.
No te pido que me cambies la cruz.
Sólo necesito que a mi lado estés Tú,
porque así los dos juntos podemos con la cruz.
No quiero creer en Ti como un niño pequeño,
que pide chucherías y espera caramelos...
Yo quiero ser adulto y vivir mis retos.
La vida siempre tiene líos,
lo único que cambia es vivirla contigo...
Tú llenas de fuerza, de aliento, de sentido
y el dolor se hace fácil y el problema llevadero.
Remueves relaciones, generas ternuras,
potencias detalles y mil aventuras.
Haces mirar al otro y la cruz pesa menos.
Envuélvenos a todos en tu fuerza y tu Amor
para que cada uno pueda llevar su cruz mejor.
Que no nos despistemos los unos de los otros
y unidos contigo nos sintamos NOSOTROS.
¡Buena Semana!