PALABRA DE VIDA
PENTECOSTÉS" (ciclo A)
Santuario, 04 de JUNIO, 2017
“Quédate con nosotros...”
Ambientación
"Queridos amigos, bienvenidos a la celebración de Pentecostés, fiesta de la Iglesia. Hemos de aceptar que la tarea que el Señor Jesús nos ha encomendado no es nada fácil, que nos lleva a luchar contra el mal y la confrontación es, a veces, muy dura. Pero Él está con nosotros, no trabajamos solos ni estamos desamparados; su Espíritu anima a la Comunidad, la guía y la fortalece, la ilumina y la defiende; no nos ahorra esfuerzos y trabajos, pero nos llena de ilusión y esperanza, de alegría y de vida para que realicemos nuestra misión con la seguridad de que no hay tarea más importante para el hombre que la de cooperar con el Padre en la construcción del Reino".
Al comenzar nuestra oración EN TAN "SIGULAR" FIESTA, es el momento de RECORDAR los momentos de la Pascua:
Después de una breve oración personal de todos en silencio, prosigue:
El día de Pascua se bendijo el agua, símbolo de nuestro bautismo y que nos recuerda que hemos nacido a una vida nueva con Cristo. Hoy repetimos este signo porque es el Espíritu Santo el que nos hace renacer.
Bendición:
- Padre, Tú has hecho que la muerte de Jesús sea fuente de vida para los hombres.
Todos: Ven y bendícenos.
- Cristo, Tú nos has regalado tu palabra de vida.
Todos. Ven y bendícenos.
- Espíritu Santo. Tú haces que vivamos de la misma manera que Jesús resucitado.
Todos: Ven y bendícenos.
Sacerdote: Dios Padre, que estás con nosotros renovando tus maravillas por medio de los sacramentos, ben+dice esta agua y concede que todos los que hemos sido bautizados vivamos testimoniando tu Pascua y comunicando a todos los hombres la alegría de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
(El sacerdote toma el hisopo y hace la aspersión...)
Oración: Que Dios Padre nos purifique del pecado y nos envía su Espíritu para que vivamos unidos en Cristo hasta que estemos con él en el cielo. Amén.
Leemos reflexivamente:
Que tu Espíritu, Señor,
nos una a todos los que, en el mundo,
quieren ser testigos de tu amor.
En unión con el Papa que preside la Iglesia.
En unión con los hombres
que consagran su vida a instaurar la paz
y la comprensión entre los pueblos.
En unión con todos los que trabajan
para convencer a las naciones ricas a que den
sin esperar nada a cambio.
En unión con todos los que dan sin calcular
y reparten sus bienes,
los superfluos y los necesarios.
De esta forma,
esta tierra endurecida
empezará a ser más habitable para todos
y Jesucristo vivirá con cada uno de los hombres.
Tú que vives...
Escuchamos la Palabra, para que nos ilumine y afiance en la fe de Jesús:
Lectura del santo Evangelio según San Juan, 20,19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: - Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: - Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: - Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Palabra del Señor
Es el momento de hacer silencio, meditar.........
Comentario
"La fiesta de Pentecostés es una fiesta muy importante en la tradición cristiana. Celebramos la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia primitiva. El libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta que estaban todos los discípulos reunidos el día de Pentecostés y, de repente, un ruido del cielo, resonó en toda la casa y se llenaron todos de Espíritu Santo. Debió de ser una experiencia nueva, fuerte, gozosa. En aquella mañana de fiesta los cristianos salen a las calles poseídos por una locura especial. Oyen comentarios de gentes que los toman por borrachos, pero lo que ocurre es que sienten en el alma la presencia maravillosa del Espíritu de Dios que les inunda.
Desde la venida del Espíritu Santo no sólo se produce una transformación profunda en la vida de los discípulos, sino que llevarán entre manos por el mundo la tarea hermosa de Jesús.
Nosotros celebramos ahora con alegría ese momento tan especial en la historia de nuestra Iglesia. Jesús también derrama su Espíritu sobre nosotros y sigue produciendo cambios maravillosos en el corazón de las personas. Es el Espíritu de Dios el que nos saca de nuestros egoísmos y de nuestras torpezas para transformarnos por dentro y ponernos manos a la obra en las tareas de servicio a los hermanos...
En cualquier parroquia podemos encontrarnos con personas que trabajan con niños, con jóvenes, con drogadictos, con enfermos, con pobres, con inmigrantes. Son esas gentes buenas que traslucen los rasgos de Jesús. En otros ámbitos de la sociedad llaman la atención las grandes instalaciones y la abundancia de medios de todas clases. En nuestras comunidades lo que abunda es la generosidad asombrosa de hombres y mujeres tocados por el Espíritu de Jesús. Es él quien nos cambia el corazón, como lo hizo con los discípulos de Jesús. Podemos decir que trabaja en nuestro interior y, si le dejamos, ni siquiera podemos prever lo que hará con nosotros.
Pero sabemos que nos prepara para tomar en nuestras pobres manos la hermosa tarea de Jesús. Llevamos escritos en el alma sus rasgos gloriosos, su marca, su estilo, su fuerza y su figura, y la tienen que ver los niños, los pobres, los enfermos, los oprimidos. Es hermoso saber que cada uno de nosotros somos enviados para hacer presente a Jesús en nuestro mundo. No estamos abandonados a nuestras pobres fuerzas. Otra presencia divina nos guía, nos empuja. Es el Espíritu de Dios, que llena los corazones de sus fieles y enciende en ellos la llama de su amor.
Es el momento de buscar compromisos.
Pidamos al Señor, por intercesión de nuestra madre la Virgen de la Cabeza, en este tiempo de gracia y misericordia, que acuda en ayuda de nuestra debilidad, y le presentamos nuestras necesidades.
Señor, Dios nuestro: Tú que has derramado el Espíritu Santo entre los hombres, escucha nuestras súplicas.
Todos: Ven Espíritu Santo (tres veces)
- Se nos dio el Espíritu para vivir en libertad, que no caigamos en la esclavitud y en el miedo. Oremos...
- Se nos dio el espíritu para ser hijo y gritar: ¡Abba!, que no vivamos como esclavos ni como huérfanos, sin Dios. Oremos...
- Se nos dio el Espíritu para ser herederos de la promesa, que no vivamos sin ilusión y sin futuro. Oremos...
- Se nos dio el Espíritu para caminar en la luz, que no vivamos en la mentira ni en las tinieblas. Oremos...
- Se nos dio el Espíritu para ayuda de nuestra debilidad, que no vivamos creyéndonos autosuficientes. Oremos...
- Se nos dio el Espíritu para que nos inspire palabras y gemidos que nosotros no conocemos, que no vivamos sólo de nuestros gritos y palabrería. Oremos...
Oremos: Te damos gracias, Señor, por el Espíritu que nos has dado y que continuamente nos ayuda en nuestra vida.
Acción de Gracias:
Oh, Espíritu del Señor.
Ve delante de nosotros para guiarnos.
Ve detrás de nosotros para impulsarnos.
Ve debajo de nosotros para levantarnos.
Ve sobre nosotros para bendecirnos.
Ve alrededor de nosotros
para que, con cuerpo y alma,
te sirvamos para gloria de tu nombre.
Por los siglos de los siglos. Amén.